El Johns Hopkins Baltimore, catalogado en los últimos seis años como el tercer mejor hospital del todopoderoso Estados Unidos, ranking éste que por mucho que lo pienso, no consigo entenderlo, fichó el año pasado al que, según dicen los amantes de las encuestas y de los ranking, es el mejor oncólogo que hoy día habita nuestro planeta Tierra, puesto meritorio éste que ponen muy en duda los verdaderos entendidos en el campo de la oncología, que piensan que sí, que es bueno, como otros muchos, pero algo arrogante y engreído.
Pues bien, a lo que íbamos, este “megaoncólogo”, después de hacer las presentaciones de rigor y los ágapes correspondientes en el Hospital de Baltimore, hace ahora ya once meses y medio, casi un año, ha entrado desde entonces hasta el día de hoy en el quirófano del mencionado hospital para intervenir a un paciente, que para eso le pagan, tan solo en una ocasión. ¿Qué en qué ha empleado el resto del tiempo, sobre unos trescientos cuarenta y tantos días? Pues os lo cuento.
1er mes: - Charla en el Inova Fairfax Hospital Cancer Center de Virginia
- Conferencia en el Sarasota Memorial Hospital de Florida.
- Congreso en el University of Kentucky Hospital.
Y así un día tras otro, un mes tras otro.
Vaya negocio que han hecho los directivos del Johns Hopkins Baltimore con el fichaje de este “peazo” de oncólogo.
Un poné. Eso es lo mismo que si la U. D. Bornense, con esa “megaafición” que tiene, fichase ahora a un Messi, a un Cristiano o a un Torres del fútbol, y que día sí y día también, estuviese comprometido con los mil y un compromisos que llevan en sus espaldas por el solo hecho de ser un “megafutbolista”. La afición de la U. D., que es la que paga, se pasaría toda la temporada sin poder ver a su megaestrella. Y eso no es justo.
Y otro poné. Sin salirnos de Bornos, imaginemos que al IES El Convento, llega un profesor con la aureola que tan solo portan los elegidos, precedido de una gran fama y acompañado también de un sinfín de compromisos y actividades totalmente ajenas al mundo de la enseñanza, y todo ello, claro está, con la aquiescencia de los autoridades educativas. Está claro que este “megaprofesor” no podría desarrollar la docencia como debiera. Y esto tampoco es justo.
Lo mismo que en el “poné” anterior fueron los aficionados de la UD Bornense los perjudicados, en este otro, y esto es más grave, serían los alumnos y alumnas del IES El Convento, los que dejarían de recibir la materia que le correspondería de impartir a ese mega…., con el consiguiente perjuicio para los mencionados alumnos y alumnas.
Y resumiendo, pongámonos las pilas y concienciémonos que de nada sirve estar cerca de una estrella si a la hora de la verdad no nos alumbra.
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