Son muchas las voces que se han levantado en Cádiz, protestando, y algunas con toda la razón del mundo, de que en la multitud de eventos y fastos que se han celebrado este pasado fin de semana en la Tacita de Plata con lo del bicentenario de la Pepa, no se ha contado como debiera haberse contado, con el pueblo. Efectivamente, yo particularmente le doy la razón a esas voces, ya que in situ, he comprobado que, a pesar que las calles gaditanas respiraban un aire “festivoconstitucional”, con una participación ciudadana que ha sobrepasado todas las expectativas, en aquellos actos que más entroncados han estado con el hecho en sí del bicentenario, se le ha dado la espalda al pueblo.
Bien por aforo, bien por seguridad, en esos actos a los que me refiero, todos los invitados han sido a dedo, y si no tenías tal “carguito” o eras amigo del que conformaba las listas, te veías apeado de asistir en directo.
No obstante, y aquí tengo que romper una lanza por el ayuntamiento de Cádiz, en el acto supremo de todos los actos que se han celebrado, y todo ello, tras una larga lucha dialéctica con el gobierno autonómico primero, y el central después, se ha contado con uno de los pilares más importantes de la sociedad gaditana, y sin el cual, ninguno de esos actos de “pitiminí” se hubieran podido celebrar.
Sí señoras y señores, contra viento y marea, y como bien se refleja en la fotografía que acompaño a este artículo, el ayuntamiento gaditano le dio su sitio a quien se lo merece.
Juzguen ustedes después de ver la fotografía que acompaño a este artículo, si llevo razón o no la llevo.
VIVA EL AYUNTAMIENTO GADITANO
Domingo