miércoles, 10 de diciembre de 2014

EL FÚTBOL DEL FUTURO.

Cádiz, 2.021. Estadio Ramón de Carranza.

Las más de veinticinco mil localidades del aforo del estadio Ramón de Carranza se vendieron con una semana de antelación a la fecha del partido, hecho éste a destacar al haberse establecido el encuentro como Día del Club, por lo que los socios tuvieron que pagar el precio de la entrada, aunque eso sí, teniendo derecho a adquirirla con anticipación al resto de los aficionados.
Con tres horas de antelación al comienzo del partido, fijado para las diecinueve horas, las calles colindantes con el estadio eran un hervidero. Las dos aficiones, como una sola, daban colorido a la media tarde gaditana, ondeando sus banderas y bufandas, al tiempo que alternaban sus himnos con voces casi angelicales. Todo eran risas y cantos, e incluso se llegaron a ver algunos bailes entre aficionados de ambos equipos, llamando la atención cómo los hinchas del Barcelona bailaban tanguillos y los del Cádiz hacían lo propio con la sardana.
Y llegó la hora de entrada al estadio. Atrás quedaron aquellos años en los que los petardos y bengalas campaban a sus anchas, en los que las botellas volaban de una afición a otra, en los que los insultos eran la más sutil de las armas arrojadizas entre aficiones. De hecho, ambas aficiones habían quedado ya días antes para hacer una gran fritada de pescado en la playa de la Victoria (con autorización municipal, claro está) en las horas previas al partido, evento que se había celebrado sin una gota de alcohol entre los asistentes al encuentro.

Los dos equipos, detrás del quinteto arbitral, saltan al campo. El equipo local, el Cádiz, con camiseta rosa pálido y pantalón rosa salmón; el equipo visitante, el Barcelona, con camiseta rosa magenta y pantalón rosa cereza. Atrás quedaban colores tan agresivos y dados a la violencia como el negro, el rojo o el azul oscuro.

Y comenzaba el partido. Desde el pitido inicial, las dos aficiones trasladaron los cánticos y el ambiente festivo de hacía varias horas, desde la calle al estadio. Las groserías, insultos e improperios del pasado, habían caído en el olvido, siendo sustituidos por alabanzas y ovaciones continuas entre ambas aficiones.
Si hacía unos años se podían oír cánticos de “puta Barça. Puta Cataluña”, por parte de la afición gaditana, eso sí, de los sectores más radicales del “cadismo”, en este partido se oyen frases como “Barcelona, va a perder, Barcelona va a perder” o “Barça perderá, Barça perderá”. Y entre los aficionados catalanes, si hacía unos años se oían cánticos de “Cádiz Andalucía, es la morería; Cádiz Andalucía, es la morería”, ahora se oían cánticos de “este partido, lo vamos a ganar; este partido, lo vamos a ganar”. O no digamos aquella costumbre tan gaditana cada vez que sacaba de puerta el portero del equipo contrario, que cada vez que disponía el balón en el suelo se escuchaba un susurro en todo el estadio, “eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee................” que terminaba en el mismo momento de impactarle al balón, con un “.... cabr.....”. Ahora, en el mismo acto de pegada al balón por parte del cancerbero del equipo contrario se escucha un “ eeeeeeeeeeeee ….............. campeón”.

El partido está siendo maravilloso, es un toma y daca, donde los dos equipos sólo buscan la victoria; las grandes jugadas se suceden en uno y otro equipo, y como respuestas, las dos aficiones las aplauden acaloradamente, sin importarles si las han realizado su equipo o el contrario. Aunque desean que gane su equipo, tanto una como otra afición lo que más desean es ver buen fútbol.
De diez; las aficiones, de diez. Más no se les puede pedir.
Y no digamos ya el comportamiento hacia con el árbitro. Y a los hechos me remito, o mejor dicho, a una conversación oída en la grada, escogida al azar entre otras de igual naturaleza.

  • Pues creo que estaba fuera de juego.
  • No; estaba en línea. El árbitro acierta.
  • Espera, vamos a verlo en el video marcador. ¿Lo ves?, está en fuera de juego; por poco, pero lo está.
  • Llevas razón, se ha equivocado el señor árbitro.
  • En verdad es que me entran ganas de decirle algo; nos ha costado un gol.
  • Compréndelo, es humano, y al igual que yo, se puede equivocar.
  • Llevas razón.

Hace unos años, con esa misma jugada, en las gradas del Carranza se hubiera oído, “árbitro valiente, valiente hijo de p....”. A Dios gracias, la cosa ha cambiado para bien..

Y hoy, es la hora de criticar a todos aquéllos que decían allá por finales del 2014, que las medidas contra la violencia acordadas por el Consejo Superior de Deportes y la Federación Española de Fútbol estaban fuera de lugar, que eran exageradas y que lo único que iban a provocar sería vaciar los estadios de fútbol. Los contrarios a esas medidas decían que la violencia generada por los aficionados al fútbol nada tenían que ver con el fútbol en sí, sino que era producto del descontento social existente ante la realidad que le estaba tocando vivir.
Por su parte, tanto CSD como Federación, vieron en el mismo fútbol la causa de tanta violencia y fue por eso por lo que adoptaron las medidas tomadas.

Y menos mal que la adoptaron.
Powered By Blogger