sábado, 10 de enero de 2015

PENA ME DA

“Pena me da la construcción. Nadie, absolutamente nadie podía imaginar hace diez, quince, veinte o incluso treinta años, o más, que los albañiles íbamos a tener un presente, y no digamos ya un futuro, tan negro como el que se nos ha presentado. Porque está claro que el problema los tenemos los albañiles, problema impensable ni por las mentes más privilegiadas y “privilegiosas” de nuestro bendito país, hasta hace bien poco. Y me centro en los albañiles porque el problema que se nos ha presentado es solo y exclusivamente nuestro.

Sí, tenemos otros que compartimos con el constructor, con el escayolista o con el fontanero, por poner un ejemplo, pero el nuestro, es solo nuestro”.
Estas fueron las palabras que esta pasada tarde me decía mi amigo Pedro “el americanito”, que todo lo reducido que es de estatura, lo es de grande como albañil, y nos digamos ya de buena persona.
Y le tengo que dar toda la razón a lo que me decía, porque lo que le están intentando quitar de un plumazo a este gremio, no tiene nombre.
“Se construirán menos bloques, menos urbanizaciones”, como él me decía, “pero íbamos capeando el temporal con las cuatro chapuzas que nos salían. Pero esto de ahora; esto de ahora es para mandarlo todo al c.....”.
Yo me reía cuando me lo contaba, pero ahora en frío, le doy toda la razón, ya que no hay derecho lo que le quieran arrebatar por, creo yo, un simple capricho. ¿No se da cuenta que lo que le quiere birlar de cuajo forma parte de los albañiles? Sin esa parte tan suya, podemos llamarlos como queramos; de todo, menos albañiles.
Lo digo alto y claro: ese robo, ese timo, ese atraco con premeditación, creo que con alevosía, y quiero pensar que no sea con nocturnidad, es cargarse de un plumazo una norma sin rango de ley, pero norma al fin y al cabo.
A ver, esos hombres y mujeres del mundo de la justicia, tan amantes que sois, cuando os conviene, del derecho consuetudinario como fuente del Derecho, os exhorto a detener esta tropelía. Haced algo pronto y sin dilación, que si esto sigue “palante”, sería como ir a una verbena en el Retiro madrileño y no moverte a ritmo de chotis, o ir a una feria de Sevilla y no bailar una sevillana, o, aprovechando mi amor a la Tacita de Plata, ir a los carnavales gaditanos y no oír un buen cuplé.
Porque si, señoras y señores letrados, señoras y señores fiscales, señoras y señores de la judicatura, ¿os imagináis lo que sería pasar por una obra, de esas pocas que hay ahora, y no se oiga un buen piropo al paso de una mujer? De verdad, no me lo imagino. Pues a ver si hacéis entrar en razones a la honorable señora Presidenta del observatorio contra la Violencia de Género del CGPJ.


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