jueves, 10 de diciembre de 2015

SEÑOR PLÁCIDO DOMINGO: MI HINCHAPELOTAS.

Madrileño, madridista y para mí, como buen gaditano y cadista, un hinchapelotas. Efectivamente, señor Domingo, don Plácido, eso es usted para mí; como dirían los uruguayyyos, es usted un hinchapelotas, o lo que es lo mismo, una persona que me molesta y que me fastidia.



Y usted, que hasta ayer me era simpático y agradable, después de sus palabritas en defensa del equipo de su alma en relación con su eliminación de la copa del Rey, tengo que decirle que se ha convertido en persona non grata para mí.
"No basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo"; pues eso mismo le digo yo a usted, señor Domingo. Usted, adalid de españolidad, referente de la marca España por todo el mundo, y sabedor de lo que significa su persona para todos los que se prestan de ser españoles, debería de saber reprimir sus tendencias “futboleras” cuando con ellas pueda herir los sentimientos de muchos aficionados españoles que, aunque no comparten el amor por ese equipo que hasta hace poco era símbolo de señorío, se consuelan con sufrir un fin de semana sí y otro también gritando ese grito de guerra de “ese cadi, oé”.
Usted precisamente no; usted mismamente no. Mejor hubiera quedado escondiendo sus sentimientos madridistas dentro de sus maravillosos pulmones y no haber salpicado con sus palabras la ilusión de una afición ajada ya por demasiados sufrimientos. Porque, con sus palabras, no sólo ha embadurnado aún más la imagen del equipo de su alma, embarrada ya los días anteriores por su presidente y el malfacer de su incompetente cohorte (a los hechos me remito), sino que ha querido ser cómplice de una campaña orquestada y dirigida para el triunfo de la injusticia o de la justicia del poderoso, abonando el terreno para perjudicar al débil, que en esta ocasión era el Cádiz de mis amores. Usted, precisamente no, señor Plácido. No esperaba que fuese usted el que menospreciara de esa manera al Cádiz y a Cádiz.

Así que, señor Plácido, sólo decirle que …..........., meviacallá.
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