Desde
que me enteré que Mark Knopler declarase que si le gustase el fútbol
sería aficionado del Real Betis Balompié, yo, seguidor del equipo
verdiblanco, tengo que decir que la pasada o cinta que se ponía
cuando tenía largos cabellos, en su época de Dire Straits, me gusta
mucho más que la que luce El Arrebato.
Y no ya por que el creador
del himno del centenario del otro equipo de Sevilla no sepa llevarla,
que dicho sea de paso, ofrece cada vez que sale a un escenario una
imagen simpaticona y bonachona, sino porque el señor Knopfler,
amante del arte como ha demostrado a lo largo de su dilatada carrera
musical, cuando en compañía de sus compañeros de grupo tocaban el
“Sultans of Swing” , hacía moverse esa pasada o cinta con un
arte, señorío y ritmo que, en muchas ocasiones parecía que los
acordes musicales con los que nos deleitaban, emanaban de la
mismísima pasada o felpa que lucía en su cabeza.
Porque,
si hiciésemos un ejercicio de abstracción, y ayudándonos para ello
de mantener nuestros ojos cerrados y poniendo todos nuestros sentidos
en la audición de los temas del uno, el señor Knopfler, y del otro,
el señor Arrebato, hay que coincidir en que si abriésemos los ojos
por espacio de unos pocos segundos y nos encontrásemos con un primer
plano del señor Knopfler, primero, y del señor Arrebato, después,
nos quedaríamos sin dudarlo con la felpa o pasada del verderón
antes que con la del palangana. Porque los oídos son sabios, y
aunque como ya estoy cansado de repetir que el libro del gusto no
está escrito, es más agradable, o eso me parece a mí, el oír los
acordes del “Sultans of Swing” o del “Brothers in Arms”, que
los emitidos por “La música de tus tacones” o los de “Búscate
un hombre que te quiera”, por poner un ejemplo.
Y
que quede claro que no digo esto porque yo sea muy muy muy
bético.......
Y
si queréis probar sobre ese ejercicio de abstracción, muestro dos
vídeos para que hagáis la prueba