lunes, 24 de octubre de 2016

LOS TIRANTES DEL 2º PUENTE DE CÁDIZ

Hablando en el día de hoy con un buen amigo sobre el color de una furgoneta que piensa alquilar para hacer un viaje a una capital española en uno de los puentes del próximo mes de diciembre, me acordé´de un artículo que publiqué en el blog de "Bornichos por el mundo", hace ahora unos 3 años, y que por no sé qué, no lo publiqué en este lugar. Aquí lo transcribo. 

Estuve el pasado día 1, conmemoración de los Fieles Difuntos, haciendo una visita a mis familiares, vivos y muertos, y me encontré en el bar Titi al bueno de Juan Moreno en compañía de José Antonio “el Cartero” y Luis “el Arqueólogo”. Estuvimos departiendo por un buen rato, el tiempo de tomarme un café, y entre comentarios agudos y realistas sobre la idiosincracia tan particular de la sociedad bornicha y del desconocimiento casi nulo que se tiene allende la curva de El Calvario, de la Cruz Esperilla o de los llanos de Borniche, sobre la riqueza monumental de nuestro pueblo, el amigo Juan me preguntó por los avances del segundo puente de entrada en Cádiz.
Aunque no se lo comenté, y seguro que le hubiera gustado saberlo, aprovecho el blog de bornichos por el mundo para relataros la conversación que presenció un conocido mío días atrás entre un grupo numeroso de gerifaltes políticos durante una mesa de trabajo congresual; ¿o era senatorial? No lo recuerdo muy bien ahora, aunque en verdad, lo mismo da que fuesen congresistas o senadores. Realmente creo que fue senatorial, ya que el conocido que me relató lo que a continuación os cuento, pertenece a esa “casta”.

La problemática sobre la que debatían iba en referencia con la colocación de los tableros centrales  del mencionado segundo puente de acceso a la Tacita de Plata.
Como ya se apuntó en los medios periodísticos en los últimos días, con la llegada de una de las grúas más altas existentes en Europa, se comenzaron a colocar los tableros que por la gran distancia existente entre los dos pilares centrales, deben de ir sujetados a los mencionados pilares por tirantes. Pues bien, en estos días atrás se colocaron los primeros tirantes, concretamente de color blanco. Y fue precisamente el color blanco de esos tirantes, la causa principal de ese debate tan “constructivo”.

-        Pues no veo que sea buena idea -decía uno de los gerifaltes políticos- que los tirantes que sujeten a los tableros centrales, vayan de color blanco, ya que podría haber mucha gente que piense, y con razón, que esos colores blancos de los tirantes representen al color de la camiseta del Real Madrid. Todos sabéis -proseguía el lumbrera-  la fuerza que tiene el mundo del fútbol. Propongo que el color de los tirantes sean de color rojo, en representación de la elástica nacional.
-        ¿Rojo? -le contestó otra de las lumbreras, de diferente tendencia política-; eso, rojo, en señal a los colores de tu partido. Por favor, eso sería poner una mecha para que los simpatizantes de la derecha la prendiesen y clamasen sus gritos al cielo. Y encima, para caldear más el ambiente, labramos a lo largo de los tirantes, capullitos también en rojo; por favor, no caldeemos más el ambiente. Yo propongo que el color de los tirantes sea azul, ya que así se podrían camuflar con el azul del mar, dando la sensación que el puente está como colgando, sin ningún tipo de sujeción. Sí, realmente creo que el azul sería el color que mejor le vendría.
-        Sí, hombre – le respondió el que había propuesto el color rojo-, y encima le momificamos a lo largo de todos los tirantes, unas gaviotas blancas con las alas abiertas, para hacer más idílico y paradisiaco el pasar por el puente. ¡No digas más tonterías, hombre, que se te ve el plumero!

Ante este debate-discusión, y con el propósito de mediar entre el partidario del azul y del rojo, habló otra de los bien pagados lumbreras.


-        Sin labrados ni momificaciones, y para zanjar este debate, creo que se podría poner un tirante azul y otro rojo, y así sucesivamente a lo largo de todo el mundo. Creo que sería la solución más acertada, y así acabamos de una vez por toda esta discusión.
-        ¡Y un huevo!  -respondió todo enfrascado otro de ellos-, y entre tirante rojo y tirante azul, le colocamos un escudo del Barcelona. Esto sí que sería causa de encender al pueblo gaditano. Señores, por favor seamos consecuentes. Ni rojo ni azul, ni gaviota ni capullo labrado; que estamos en Andalucía, joder. La mejor solución sería que los tirantes llevasen los colores de la bandera andaluza.; es decir, un tirante blanco y otro verde, y así sucesivamente.
-        Eso, eso, verde y blanco – respondió un “mi arma” gerifalte sevillista-, y también con fotografías de Lopera; déjate ya de decir jilipolleces.

Y así siguieron entre colores y colores, por espacio de no sé (me cuenta mi amigo) cuánto tiempo, hasta que se oyó la voz de uno de ellos que dijo, en un tono de voz bien alzado: “señores, vamos a dejar aparcado este tema del puente para después del puente, que como sigamos así vamos a perder el AVE”.

-        Llevas razón, llevas razón – respondieron todos casi al unísono.

Y así, a día de hoy, los técnicos del segundo puente de acceso a la ciudad de Cádiz, están esperando a que, como en tantos problemas que nos acucian a la sociedad española, la olla de grillo que constituyen esos gerifaltes bien pagados de la Carrera de San Jerónimo, solucionen sus problemas.
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