jueves, 4 de abril de 2013

ANDALUCÍA TIERRA MÍA.

http://www.youtube.com/watch?v=yjTy7E_vLAw


Abrí esta mañana, como de costumbre, mi PC (Bornichos, correo, facebook, Diario de Cádiz, El mundo, El país..) y encontré que uno de mis contactos en facebook (una bornicha residente en Cádiz, hermana de un añorado articulista en Bornichos), había compartido un enlace, concretamente la grabación del último programa del gran Manu Sánchez, “La semana más larga”, y que hablaba sobre las críticas vertidas en un programa de la Sexta sobre la Semana Santa en Andalucía.
Yo no voy a entrar, puesto que no lo he visto nunca, en si ese programa de la Sexta, y esto que voy a decir a continuación, ha llegado a mis oídos por varias vías, puesto que repito, yo no lo he visto nunca, digo, yo no voy a entrar en si ese programa de la Sexta, salvo que algún chiste facilón de un rollizo presentador y de los movimientos provocadores de un par de pechos de una presentadora de risa fácil y “ajilipollada” (la risa), aporta o no aporta algo a la programación televisiva; de hecho, desde su estreno, no deja de perder audiencia; por algo será. Y repito, yo no he visto nunca el programa ese de la presentadora “tetas” y del presentador adiposo, el cual, si la memoria no me falla, le debe mucho a un par de andaluces en su carrera profesional: me refiero al gran Chiquito de la Calzada, al que imitó en sus formas, ademanes y expresiones cuando comenzaba en este mundo del espectáculo, en el programa de otro andaluz, Pepe Navarro.
Yo, por si alguien lo quiere saber, después del almuerzo, a la hora que me han comentado que es el programa ese de la “tetas”, me recuesto en mi butacón extensible, y me adormilo (como buen andaluz) viendo el programa ese, que es nuevo en la 2ª, creo que es la primera temporada, y que se llama “Cifras y Letras”.

Pues bien, a lo que iba, y que en definitiva me ha indignado por enésima vez. Estoy hasta el último pelo, por no decir otra cosa, de los chistes simples y de los estereotipos facilones procedentes del norte de Despeñaperros, de las continuas críticas que vierten sobre la manera de ser, la manera de pensar, la manera de hablar, en definitiva, sobre la idiosincracia del andaluz; ¡qué coño!, la idiosincracia del “andalú”.
Y estoy hasta ahí, por no decir otra cosa, al igual que estaréis todos vosotros. Estoy harto que una y otra vez, buscando la risa fácil del respetable, carguen sin pasión alguna contra nosotros.
Ahora le ha tocado a la Semana Santa, a nuestras procesiones, a la fe y al fervor de algunos muchos andaluces hacia la Semana Santa. ¿Es tan difícil respetar las creencias y comportamientos de los demás? ¿Hacen daños aquellos señores que salen como cargadores o costaleros en nuestra Semana Santa?
No sigo porque esto es el cuento de nunca acabar. Hoy le ha tocado a nuestra Semana Santa, ayer le tocó a nuestra manera de hablar, antes de ayer a lo que nos gusta la siesta y la holgazanería, y pasado mañana, por ejemplo, nos criticarán porque nos gusta la manteca “colorá” y los abajaos. Que se vayan a donde picó el pollo y que se olviden de nosotros.

Y ese comportamiento allende Despeñaperros, lo que parece, y esa es la sensación que me está dando, está movido por pura envidia; envidia a nuestra manera de ser, a nuestra manera tan particular que tenemos de entender la vida. Todos nos critican, pero en la primer ocasión que tienen, zas, para Andalucía, y no solo para disfrutar de nuestro clima, sino para deleitarse y poner en prácticas nuestras costumbres y comportamientos, esos mismos que tanto critican. Porque quisiera yo ver a esa rubia de risa fácil y tetas prominentes, si Curro Romero la invitara a un balcón de la Campana sevillana, o Antonio Banderas la invitase también, a otro balcón también, en la malagueña calle Marqués de Larios, o más cercano aun, mi amiga Pepa Barra le dejase su silla para ver entrar a paso horquilla en plaza de Candelaria, procedente de la estrecha calle Santiago, al Cristo de Medinaceli en Cádiz.

Pero a nosotros los anadaluces nos da igual. Nosotros somos sufridores natos. La vejez de la cultura andaluza (la más vieja del Mediterráneo), y así lo dio a entender Ortega y Gasset en su “Teoría de Andalucía”, es la que facilita nuestra tolerancia. Esa vejez es la que nos hace estar por encima de todas esas críticas que lo único que buscan es poseer esas bases y esos principios en los que se fundamenta la idiosincracia andaluza.
Dice Ortega y Gasset (aquél al que un célebre torero (unos dicen que fue Joselito el Gallo y otros que fue “Guerrita”; a la postre, andaluces los dos) al enterarse que se dedicaba a la filosofía, y tenerle que explicar qué era eso de la filosofía, dijo aquella famosa frase de “hay gente pa tó”) en su “Teoría de Andalucía” (ensayo con el que discrepo en muchos aspectos) lo siguiente: “Andalucía, que no ha mostrado nunca pujos ni petulancia de particularismo …........, es de todas las regiones españolas, la que posee una cultura más radicalmente suya”. Y es por eso mismo, por sentirnos seguro de lo que tenemos, de nuestra cultura, digo, es por eso por lo que no nos sentimos en la obligación de reivindicar esas costumbres que tanto critican, porque lo que está claro, y así lo veo yo, sólo se reivindica aquello que no se tiene. Y es más, se la ofrecemos muy gustosamente a todos aquéllos que nos visitan, por mucho que nos critiquen.

Así que, Ana Simón, si tú quieres, te invito a ti y a tus “tetas” a comerte unas caballitas en el barrio la Viña, o un papelón de pescaito frito en plaza las Flores, y déjate ya de hacer reír a la gente a costa nuestra.
Domingo

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