lunes, 27 de febrero de 2012

INFLUJO VERSUS COINCIDENCIA.

Me encontraba esta tarde esperando el paso de la cabalgata de carnaval en la cafetería de un conocido hotel de la capital gaditana, en la que he coincidido años atrás con algunos bornichos, cuando llamó mi atención, en el descanso del partido de fútbol que jugaban el Sporting de Gijón y el Atlético de Madrid, el resumen de la Copa del Rey de baloncesto. Y me llamó la atención porque, después de muchos años, diecinueve, según el diario Marca, el Real Madrid se proclamaba campeón después de pasar por encima del Barcelona Regal.
Después de varios años de no levantar la Copa, el Real Madrid se proclamaba campeón.
Esta victoria, unida a la gran campaña que está haciendo el equipo de fútbol del Real Madrid, llevando diez puntos de ventaja a su máximo rival, el F.C. Barcelona, hicieron hacerme unas preguntas. ¿Qué está pasando en España? ¿Qué ha ocurrido en las dos máximas competiciones españolas (fútbol y baloncesto), para que de pronto, como por arte de birlibirloque, las sonrisas y jolgorios cambien de acera? ¿Es normal que de buenas a primeras, los que hasta hace pocas fechas tenían que conformarse con ser segundos, pasen como por ensalmo a convertirse en indiscutibles líderes?
Algo ha tenido que suceder –me dije- para que esto ocurra así. ¿Los entrenadores?, ¿los jugadores?, ¿los equipos directivos?, ¿los árbitros?
Puede. Puede que todos tengan su parte de culpa en este cambio de rumbo.
¿O quizás –pensé también-, haya fuerzas ajenas al deporte que sean las verdaderas motivadoras de esta metamorfosis?
Y fue entonces, buscando esas causas ajenas, cuando caí, y no sé por qué, en la influencia que pudiera acarrear el último cambio de gobierno.
¿Tendrá algo que ver el hecho de que el señor Zapatero fuese un reconocido culé, todo lo contrario que el señor Rajoy, declarado un entusiasta merengón? ¿Podríamos estar en los comienzos de una era en la que, a semejanza de aquélla otra (que mejor no recordar para algunos) el color blanco era el predominante en la consecución de títulos, siendo tildado de favores gubernamentales? ¿Estaremos entrando en una etapa en la que la alternancia deportiva coincida con la alternancia política?
Ufff, esperemos que no; pero yo, a los hechos me remito. Vosotros opinaréis.
Domingo

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