Está
claro que el tiempo pone a todos en su sitio. Y digo esto porque todo
empezó con que no saliese nada a luz sobre el tres, embadurnando la
atmósfera del Condado con mentiras, patrañas y pamemas, que a la
postre, y basándose en el dicho que una mentira grande es más
creíble que una pequeña, calaron en los que defendían el
esclarecimiento del asunto, mientras que los promotores de todo el
tinglado luchaban para que no alborease.
Así,
para embetunar el tres, se apoyaron primero en el dos, deshaciéndose
primero de una parte de una de las partes para que no pudiesen creer
que fuesen tres las partes, por aquello que no saliese a luz nada
sobre el tres.
Pero
cuál fue la sorpresa de los dos que tras los resultados de los
comicios “condadescos”, tuvieron que apoyarse en un tercero para
que no aflorara nuevamente el tres, comenzando ahora su verdadero
calvario. Olvidándose de sus mentiras, patrañas y trolas, y sobre
todo, olvidándose de los que se las habían creído, comenzaron a
ceder ante el tercero para tapar al tres, ofreciendo, ofreciendo y
ofreciendo.
Y
tanto ofrecimiento prometieron que llegaron incluso a obsequiarlo, no
con uno ni con dos ni siquiera con tres, sino que de una tacada le
brindaron cuatro. De buenas a primeras ofrecían cuatro presidentes
para tapar al presidente y a su tres.
Pero
donde digo digo, digo diego, y en un abrir y cerrar de ojos, vieron
que el cuatro lo único que iba a provocar es que el tres saliera a
la luz, así que, el nuevo ofrecimiento es el ofrecerle tres
supeditados a uno que será el encargado que el tres siga estando en
la sombra.
Y
mientras, los bebedores de pamemas y ficciones …........